domingo, 30 de enero de 2011

Los Niños siempre dicen la verdad, … ¿y los papás?

En una ocasión fui a  la “planchaduría” por mi ropa y mientras me la entregaban, en la televisión pasaban un programa que “refleja la vida de las mujeres”. En la escena que vi en ese momento un hombre discutía con una mujer, momentos después de la discusión el hombre le suelta un golpe a la mujer, ella cae y  se golpea la cabeza con la punta de una mesa y cae al suelo (clásico)… En ese momento escucho una vocecita de detrás del mostrador, - mamá, ¿se murió esa señora?,
de la manera más discreta que pude, miré detrás del mostrador y ahí sentado comiéndose unas papas estaba un niño de aproximadamente 4 años.
La dueña y su empleada se veían las caras nerviosamente y se hacían gestos sin saber que contestar, y en eso la mamá suelta su respuesta: -no, está cansada y se acostó a dormir-,
en ese momento sentí que la quijada se me caía al suelo, no podía creer lo que escuchaba, le mintió, y lo peor de todo es que el niño seguramente intuyó que algo no correspondía entre  lo que sus sentidos le decían y lo que su mamá quería hacerle creer.
Otro caso, aún más dramático que este primero es el de una familia conformada por papá, mamá y dos hijas (una de 4 y la otra de 6), en la que desafortunadamente la mamá muere y hasta una semana después del fallecimiento las niñas creían que la mamá estaba de viaje. Les mintieron también.
Y es cuando me doy cuenta que como papás existen ciertos temas a los que les tenemos miedo.
Los niños son sumamente intuitivos y pueden percibir que lo que sus padres les dicen y lo que reciben de parte de sus sentidos no corresponden, o porqué en otro momento les han dicho lo contrario.
¿Cómo sería decir siempre la verdad?
Siempre debemos ser prudentes con la información que les proporcionamos a nuestros hijos y cuidadosos  con lo que ven.
En el primer caso, el niño no debía estar viendo ese tipo de programas que no son temáticas para niños, y las escenas que presentan pueden ser peligrosas, muy peligrosas. Y digo esto porque los niños no tienen las herramientas para procesar la información que están recibiendo y no todos expresan sus dudas. Lo que debemos hacer como adultos, es cuidar su entorno y si por equivocación pudieran verlo es mejor preguntar qué vieron, por ejemplo:
Mamá: ¿Qué hizo ese Señor fulanito? (si hubiera duda)
Fulanito: golpeó a la Señora
Mamá: que mal a las mujeres no se les pega.
O ante la pregunta directa que hizo el niño, responder algo como: -no sé hijo, pero sí se golpeó muy fuerte, a las mujeres no se les debe pegar-.
Aquí las respuestas deben ser primero para sondear qué vio el niño y la segunda acción es darle información con formación. Es decir, inculcarle valores (no se les pega a las mujeres).
En el segundo caso, es importante que las niñas pudieran tener un proceso de duelo para despedir a su mamá y eso se vive poco a poco. No es la idea de la muerte lo que hace daño a los niños, a fin de cuentas la muerte es parte de la vida, si no el cómo los adultos manejan la situación y la información. A los niños no les hace daño asistir al velorio de alguno de sus padres, lo que les ayuda o les perjudica es ver cómo los adultos manejan la situación.  (De este tema hablaremos mucho más adelante).
Es importante no mentirles a nuestros hijos, si les van a poner una inyección y ya saben que están yendo al lugar en donde se ponen las inyecciones, decirles sí, vamos ahí y se les enseña a como relajarse para que les duela menos y después se les da un premio.
De esta manera ELLOS APRENDEN QUE PAPA Y MAMA SIEMPRE DICEN LA VERDAD, APRENDEN A CONFIAR, porque saben que junto con la verdad se enseña la manera de enfrentar las situaciones.

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