miércoles, 9 de mayo de 2012



Cuánta información nos da nuestro cuerpo, cuántos aviso dejamos de escuchar.
Pablo Neruda en esta Oda, nos muestra la integralidad del ser humano y la necesidad de que podamos escuchar la información que necesitamos conocer a través de nuestro cuerpo. Porque a fin de cuentas no soy un cuerpo, no son un corazón, un hígado, yo soy corazón, yo soy hígado.
Escucharnos es encontrar equilibrio, es conocer los ciclos que necesitamos cerrar. Simplemente escucharnos, sin porqués, sin juicios de bueno o malo, simplemente conectar la sensación y la emoción con la razón. Y esta nos traerá la información que necesitemos conocer.
Un abrazo, Pablo Cocom Marrufo


ODA AL HÍGADO

Modesto, organizado amigo,
Trabajador profundo,
Déjame darte el alade mi canto,
El golpe de aire,
El salto de mi oda:
Ella nace de tu invisible máquina,
Ella vuela desde tu infatigable y encerrado molino,
Entraña delicada
Y poderosa,
Siempre viva y oscura.
Mientras el corazón suena
Y atráela partitura de la mandolina,
Allí adentro tú filtras
Y repartes,
Separas y divides,
Multiplicas y engrasas,
Subes y recoges los hilos
Y los gramos de la vida,
Los últimos licores,
Las íntimas esencias.
Víscera submarina,
Medidor de la sangre,
Vives lleno de manos y de ojos,
Midiendo y trasvasando
En tu escondida cámara de alquimista.
Amarillo es tu sistema
De hidrografía roja,
Buzo de la más peligrosa profundidad del hombre,
Allí escondido siempre,
Sempiterno, en la usina,
Silencioso.
Y todo sentimiento o estímulo
Creció en tu maquinaria,
Recibió alguna gota de tu elaboración infatigable,
Al amor agregaste fuego o melancolía,
Una pequeña célula equivocada
O una fibra gastada en tu trabajo
Y el aviador se equivoca de cielo,
El tenor se derrumba en un silbido,
Al astrónomo se le pierde un planeta.
Cómo brillan arriba los hechiceros ojos de la rosa,
los labios del clavel matutino!
Cómo ríe en el río la doncella!
Y abajo el filtro y la balanza,
la delicada química del hígado,
la bodega de los cambios sutiles:
nadie lo ve o lo canta,
cuando envejece o desgasta su mortero,
los ojos de la rosa se acabaron,
el clavel marchitó su dentadura
y la doncella no cantó en el río.
Austera parteo todo de mi mismo,
abuelo del corazón, molino de energía:
te canto y temo como si fueras juez,
metro, fiel implacable,
y si no puedo entregarme amarrado a la pureza,
si el excesivo manjar
el vino hereditario de mi patria
pretendieron perturbar mi saludo
el equilibrio de mi poesía,
De ti, monarca oscuro,
Distribuidor de mieles y venenos,
regulador de sales,
de ti espero justicia:
Amo la vida:
¡Cúmpleme! ¡Trabaja!
No detengas mi canto.

Pablo Neruda
(Idea tomada del libro La voz del síntoma)

martes, 8 de mayo de 2012

Es realmente importante que aprendamos a cambiar, a dejar lo que ya no nos hace bien. Puede ser que en algún momento de nuestra vida nos haya servido, que en algun momento haya sido bueno para nosotros, pero lo que en algún momento nos ayudó puede ser que ahora nos dañe.
Esta hermoso video sacado del libro del mismo nombre nos da varias pautas para lograrlo.
Toma conciencia de tu cuerpo de tu mente, tod@ tú te avisas de lo que necesitas cambiar,sólo debes escucharte.
Un abrazo, Psic. Pablo Cocom Marrufo M.P.H.

jueves, 3 de mayo de 2012

La sombra como destino

Si somos sinceros con nosotros mismos, sabremos que la persona de la que nos enamoramos a los 20 años puede ser, misteriosamente, la misma a los 30 y hasta a los 40

*Dr. Alejandro Di Grazia Rao

“Cuando una situación interior no se ha vuelto consciente, se expresa en la vida como destino. Cuando la persona no reconoce a su antagonista interno, el mundo expresará ese conflicto mediante la acción y se partirá en mitades opuestas”.

¿Qué es lo que constituye una buena relación?

¿Acaso es llevarse armoniosamente, ser amoroso, sincero?

Ciertamente éstas son virtudes e ideales por los que todos luchamos. Y sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos, nos enfrentamos continuamente con problemas y situaciones que no sabemos cómo resolver en nuestras relaciones.

Algo muy interesante que sucede en la vida es que, en cierto momento, todo empieza a repetirse, y aquellos de nosotros que estamos dispuestos a vivir una vida de reflexión, debemos hacernos algunas preguntas muy importantes. ¿Por qué atraigo a esta persona? ¿Y por qué vuelve a ocurrir esta situación en mi vida?

Si somos sinceros con nosotros mismos, sabremos que la persona de la que nos enamoramos a los 20 años puede ser, misteriosamente, la misma a los 30 y hasta a los 40.

Sabremos también que la misma clase de persona sigue apareciendo como nuestro jefe, como un compañero de trabajo y hasta como un amigo; incluso si decidimos apartarnos y tomar distancia de ellos.

Podemos seguir haciendo esto durante mucho tiempo. Podemos dejar a una persona y encontrar otra y, por cierto, dejar un trabajo, o una amistad, o incluso un familiar que nos está causando daño. O seguir culpando a los demás por nuestras experiencias negativas. Pero también podemos apelar a todo nuestra valentía para mirar prolongada e inquisitivamente a nuestra sombra.

La sombra es un término psicológico utilizado por el psiquiatra suizo Carl G. Jung que consiste en todo aquello en nosotros que es inconsciente, reprimido, no desarrollado y negado. Son los aspectos oscuros y también los luminosos de nuestro ser; de modo que también existe un potencial positivo, no desarrollado, en la sombra, del que nada sabemos, porque todo lo que es inconsciente es lo que no conocemos.

La sombra es un arquetipo, en el sentido de que es algo típico de la conciencia para todas las personas. Todo el mundo tiene una sombra. No se trata de algo que sólo tienen algunos. Pero relacionarse con ella es esencial para la autoconciencia. No podemos aprender algo de nosotros mismos si no aprendemos sobre nuestra sombra.

Por lo tanto, vamos a atraerla a través de los espejos de otras personas.
Cien por ciento responsables

Lo primero que tenemos que hacer para empezar a ver nuestros aspectos de sombra es asumir el cien por cierto de la responsabilidad de nuestras vidas. Esto es algo muy difícil, y nadie puede hacerlo de un día para otro; de modo que tenemos que ser paciente con nosotros mismos.

En el proceso de vivir la vida humana, todos hemos pasado por muchas experiencias dolorosas y difíciles donde parece que la culpa es de otra persona, o que tenemos mala suerte. De modo que asumir la total responsabilidad de lo que nos pasa no es una tarea fácil, pero vale la pena el esfuerzo, porque al hacerlo podemos aprender y crecer a partir de nuestra experiencia y realizar nuevas elecciones.

Cambiar la actitud de la culpa hacia la responsabilidad va a cambiar lo que suceda después en el mundo. Nuestro destino lo producimos nosotros mismos, y lo que ocurre en nuestro interior se verá, todo el tiempo, reflejado fuera de nosotros.

Me gusta mucho el siguiente axioma: “así como es arriba, es abajo, y así como es por dentro, es afuera”. De modo que el milagro de la unidad pueda ser establecido. Esto quiere decir que lo que está dentro de nosotros también estará fuera de nosotros. Los estados internos de conciencia estarán reflejados en situaciones exteriores, una y otra vez.

Si estamos dispuestos a ver claramente el significado de estos patrones repetitivos, veremos la sincronicidad de hechos y situaciones y, en última instancia, una vez integrado, se establece el milagro de la unidad a medida que nos volvemos uno con nosotros mismos.

Todos hemos tenido experiencias con otras personas que realmente nos irritan. Cada vez que sentimos que estamos exagerando nuestra reacción emocional ante una cualidad o característica de alguna persona que nos aprieta todos los “botones” –y nos produce ese cortocircuito-, podemos estar seguros de que estamos viendo una parte de nuestra propia sombra.

No podemos tolerar a esa persona ni estar en ningún momento cerca de ella. La reacción consiste generalmente en un disgusto extremo, ya que estas características o cualidades que despreciamos o detestamos en los demás son nuestras, y en general actúan fuera de nuestra conciencia. Están en nuestro inconsciente y de ordinario será el extremo opuesto de lo que creemos verdadero respecto de nosotros mismos.

Asimismo, cuando nos encontramos nos encontramos con una persona que lleva una parte más luminosa de nuestra sombra, nos sentiremos muy atraídos hacia ella –hasta podemos enamorarnos-, y ésta es la parte dorada de la sombra. De modo que también podemos proyectar algunas de nuestras cualidades positivas cuando encontramos a alguien a quien realmente admiramos, pero la mayoría de nosotros, cuando se enfrenta con su sombra, tiene más problemas con las experiencias negativas. Esta es la manera en que la psique se presenta a la luz de la conciencia.
Proyección y negación

La proyección es un mecanismo psicológico inconsciente. Todos proyectamos sobre otras personas partes de nosotros mismos que repudiamos o negamos. Generalmente no nos identificamos en absoluto con la cualidad o característica proyectada. No somos  nosotros, sino ellos.

Nos sentiremos muy incómodos cuando estamos cerca de alguien que lleva una parte de nuestra sombra. A menudo habrá un elemento repulsivo en ello. Sentiremos repulsión por esa persona y lo que ella defiende. Tendremos la sensación de que, no importa quién sea, ella está totalmente con nuestros principios, valores morales e ideales, y seremos muy críticos de sus actos o manera de ser en el mundo.

De modo que, observemos, ¿quién o qué nos irrita y aprieta nuestros “botones”? Normalmente es algo tan inconsciente que es imposible ver que se trata de uno mismo. Si realmente es parte de nuestra propia sombra, con el tiempo veremos cómo empezará a repetirse, convirtiéndose en un patrón.

Todo aquello cuya expresión consideramos como algo negativo, todo lo que va contra nuestros más altos ideales, va a ser convenientemente proyectado en el mundo. Nuestra energía es como un imán y el inconsciente es profundo. La proyección será atraída hacia sí misma, una y otra vez.

Esa persona actuará aquella cualidad o característica por su cuenta y generalmente lo hará en forma extrema, de modo que es fácil ver que ella es la que lo hace.

Jung creía que todo aquello con lo que nos identificamos mucho en nuestro carácter está representado por su extremo opuesto en nuestro inconsciente. A esto lo llamó la ley de los opuestos. De modo que, inconscientemente, atraeremos las partes de nosotros que en realidad necesitamos mucho.

Así que observemos los extremos entre uno y los demás, donde se da una polarización      –una persona actúa un extremo y la otra el otro-. Notemos la frecuencia con que esto sucede. Si ocurre a menudo lo más probable es que haya una asimetría o falta de equilibrio en nuestro carácter y que, si queremos crecer, necesitamos hacer precisamente lo que hacen esas personas. No hasta el extremo en que ellas lo hacen, sino a medias. Esta es la respuesta a MUCHOS PROBLEMAS DE RELACIÓN.

Requiere que ambas personas estén dispuestas a una comunicación sincera y auténtica. Dos personas que tienen suficiente confianza entre sí como para ser vulnerables, y están comprometidas en la relación, pueden ayudarse mutuamente a ver la sombra del otro y causar en éste un estado de integridad y de mayor cohesión con el yo profundo.

No hay accidentes. Las dos personas se sienten atraídas o se repelen mutuamente, cualquiera que sea el caso, mediante una colusión inconsciente. Ya sea que lo veamos o no, en el universo hay un orden. Para Jung la psique siempre está tratando de alcanzar la unidad, y si podemos atender las señales de la naturaleza veremos que totalidad es equilibrio. Todos tenemos puntos débiles en nuestro carácter. Y estos puntos débiles inherentes a la psique, de los que no sabemos absolutamente nada, son precisamente los que causan estragos en las relaciones.

* Director del Colegio Humanista de México
director@cuhm.com.mx

http://www.gentetlx.com/site/index.php?option=com_content&view=article&id=1820:a&catid=53:divan&Itemid=66
El Efecto de la sombra es un pequeño documental acerca de esas partes que negamos de nosotros mismos.
Espero les ayude a reflexionar en la importancia de identificar esas partes e integrarlas a nuestra pesonalidad  para poder utilizar todo nuestro potencial.
Un Saludo, Pablo Cocom M.