miércoles, 25 de mayo de 2011

Castigos Vs Consecuencias

Cuando tenía aproximadamente 7 años de edad, acompañé a mi papá a la gasolinera para que cargara gasolina, mi padre tenía una camioneta tipo “pick up” y yo iba en la parte trasera,
cuando llegamos a la gasolinera, frente a mi quedó la bomba de gasolina, de pronto me di cuenta que en la parte superior de la “bomba” había dinero (el cambio que los empleados ponen), se me hizo muy fácil tomar $5 pesos del dinero que estaba ahí, cuando llegamos a mi casa inocentemente le mostré el dinero a mi papá y le dije:  “mira papá que agarré” (todavía recuerdo la moneda era una de esas que tenían a la serpiente emplumada), la siguiente escena que recuerdo es que ya estábamos de vuelta en la gasolinera y mi papá le explicó al dependiente lo que pasó y le devolví el dinero,  no recuerdo que me haya regañado, tampoco que me haya pegado, simplemente me llevó a que resarciera el daño que había ocasionado. Esto sería un ejemplo de consecuencia (y fue tan poderosa la experiencia que a pesar de los años lo recuerdo y jamás se me ocurrió volver a tomar dinero que no fuera mio). Pero antes de hablar de consecuencias hablaremos de lo que son los castigos y las consecuencias de usarlos.
(En la descripción de castigos y consecuencias me basaré en un maravilloso libro llamado “Disciplina inteligente” del autor Vidal Schmill)
 “En la naturaleza no existen premios ni castigos, sólo consecuencias” (Robert Green Ingalls)
Cuando hablamos de castigo decimos que es una sanción al acto de la persona a la que se le quita un privilegio, recibe un golpe, un grito, etc. Se le impone algo desagradable, y generalmente no está relacionado con el acto que la persona realizó.
Por ejemplo: mi hijo le pega a su hermana y yo lo castigo dejándolo sin ver televisión una semana. ¿Qué tiene que ver el acto de pegarle a la hermana con el de ver televisión?
Otro ejemplo: mi hija rompe su juguete y yo le doy dos nalgadas para que entienda que eso que hizo no está bien. En este caso al castigar con un golpe distraigo al niño de la consecuencia natural por su acción, el que ya no va a tener su juguete, dejará de importarle la consecuencia y tratará de que ya no descubran que rompió su juguete, no existe la formación.
Los castigos no enseñan, los castigos:
·         Hieren
·         No cambian a la persona, la atemorizan
·         Generan doble moral
·         Eliminan la responsabilidad y manejan la culpa
·         Generan remordimiento
·         Distraen en lugar de responsabilizar, propician fantasías de venganza
Y si hablamos de castigos tenemos que hablar de premios, pues tampoco son útiles por lo siguiente:
·         Condicionan el actuar a que se reciba el premio
·         Aprenden que si no lo hacen reciben un castigo
·         Confunden la acción, la cual pierde valor pues el premio es más importante
·         Convierten la conducta en un “soborno”
Ahora, hablemos de consecuencias.
Las consecuencias están directamente relacionadas con el acto que realizó la persona y como eje central un valor, por ejemplo:
“Mi hijo llega tarde con el coche, le señalo su falta, sin insultar, sin ofender, sin golpear y la consecuencia es que no se le prestará el coche. Si además llega con aliento alcohólico, la consecuencia es que sólo podrá manejar auto si está acompañado de algún adulto y esta consecuencia se pone de esta manera porque no ha demostrado que ha interiorizado el valor de la RESPONSABILIDAD, recordemos que toda consecuencia debe estar relacionada con un valor. Y no es un castigo, ya que si su responsabilidad era la hora de llegada con el auto, con respecto al auto será la consecuencia que él se buscó. Podrá salir si quiere el próximo fin de semana pero sin el auto. Si tomó y se pasó de copas puede haber varias consecuencias, una de ellas es que se le lleva y se le va a buscar, pues no ha demostrado responsabilidad.
Cada padre debe diseñar las consecuencias de acuerdo a la situación, pero con parámetros claros.
Recuerda que no existen las recetas, tú debes diseñar tus consecuencias.
En el próximo tema mencionaremos algunos valores y los niveles de las consecuencias.

martes, 10 de mayo de 2011

¿Cómo trato a mis hijos, como personas o focas?

Estoy en el área de juegos de BK, una cadena de hamburguesas , y en ese momento un niño le pega a su hermanito, viene el papá y con un golpe en la mano le dice a su hijo: ‘no se debe pegar’. La escena es realmente absurda, le digo a mi hijo que no debe hacer algo y eso es lo que yo estoy haciendo.
O cuando el niño no se quiere comer la comida y la mamá le dice, ¡si no comes tu comida no vas a ver televisión!
Me ha tocado presenciar situaciones como las anteriores en las que los padres de familia frente a una situación en la que sus hijos tienen una conducta que no les parece no saben cómo reaccionar y terminan dando un golpe o tomando una acción que no les llevará a nada positivo.  
Me da tristeza ver la cara de enojado de los padres y la cara de miedo  de los niños, los dos sufriendo por lo que pasa, cada uno en un nivel diferente.
Cuando eso ocurre me surgen algunas  preguntas:
¿Qué es lo que pretende ese papá al golpear a su hijo?, ¿Creerá que su hijo va a cambiar con un golpe?, ¿Qué tiene que ver la comida con la t. v.?
Cuando castigamos a un hijo se supone que estamos buscando algo. Me imagino que al castigar una conducta lo que quiero es que NO HAGA ALGO pero, ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Porque yo ya estaba molesto o porque ya lo había hecho muchas veces?
Y estas preguntas son muy pertinentes pues detrás de una acción correctiva hacia mis hijos debo tener muy claro qué es lo que pretendo, ¿AMAESTRAR o FORMAR?
Cuando lo que hago es castigar por castigar, osea, cuando golpeo, insulto, doy premios o quito cosas sin que tengan relación con lo que hicieron, me estoy comportando como un domador de circo.
Cuando mi objetivo al llamar la atención sobre una conducta es FORMAR UN VALOR en mi hijo estoy formando una persona,  un ser humano.
Y es que existe mucha diferencia entre un castigo y una consecuencia, explico:
Un castigo sólo reprime la mala conducta y la dejará de hacer mientras yo esté ahí para supervisarlo. Lo negativo de esto es que formamos hijos “doble cara”, cuando se encuentran con nosotros se portarán muy bien por temor al castigo, pero cuando están fuera de nuestra vista son otros. El castigo está bien para las focas, los delfines, los perritos, los gatos, etc, no para las personas.
Una consecuencia está directamente relacionada con lo que la persona hizo y hace que la persona asuma como  propio ese valor. Por ejemplo, si la persona robó dinero, la consecuencia es que debe resarcir el daño, devolviendo el dinero o de alguna otra manera. De nada sirve el regaño, pegarle, insultarle, con esas acciones no hay una consecuencia a su acción. Y lo que generará es que la próxima vez se esconda y trate de evitarme para evitar el castigo en vez de pensar en el mal que ha hecho.
Un punto importante para que yo como padre enseñe a vivir valores es que tengo que dar el ejemplo. Los valores se enseñan viviéndolos, si nosotros chocamos un auto en el estacionamiento y no asumo esa responsabilidad ¿qué valore le puedo enseñar a mis hijos? Si les enseñamos con el EJEMPLO y con CONSECUENCIAS, realmente estaremos FORMANDO y estaremos colaborando con algo que todos anhelamos, tener un mejor México.
En el siguiente escrito iré describiendo cómo trabajar con las consecuencias.