viernes, 15 de marzo de 2013

MEJORAR LA COMUNICACIÓN


Cuando escucho que la gente dice, "es que necesito mejorar mi comunicación... en la relación de pareja, con mis hijos o en cualquier otra relación". Siempre viene la misma pregunta a mi cabeza. ¿Qué significa comunicarse para esta persona? Pues la definición que tiene cada persona de esa palabra, se puede convertir en el mayor obstáculo para poder comunicarse efectivamente.
La comunicación es todo un arte, porque involucra toda la actitud del ser humano. Y mientas mejor manejes la actitud, más efectiva será la comunicación.
Una actitud está compuesta de tres elementos; pensamientos, sentimientos y acciones. Y sólo si somos coherentes en estos ámbitos, la comunicación es positiva. Sea cual fuere el tipo de relación en la que necesitemos comunicarnos.
Hoy quiero proponer tres estrategias para poder mejorar la comunicación desde esta perspectiva actitudinal.
1. Reconocer La emoción como el aviso de que algo pasa. (Emoción)
2. Seguir la regla de "las cosas son". No juzgarlas. (Pensamiento)
3. Proporcionar información para hacer acuerdos. (Acción)

Describo cada una a continuación:
1. Reconocer La emoción como el aviso de que algo pasa.
Muchas veces ante una situación tensa, la comunicación verbal es lo primero que se corta. Y surge la frase: "es mejor evitar problemas". Con la cual postergamos y colaboramos para que el problema se haga más grande. Las emociones tienen la función de avisarnos que algo anda mal. Que algo se desacomodó. Debemos evitar el error de no enfrentar el aviso que nos da la emoción.

2. Seguir la regla de "las cosas son". No juzgarlas.
Generalmente los conflictos surgen por que se tienen diferentes perspectivas de cómo se deben hacer las cosas. Cuando algo ocurra, no lo tomes como algo personal. Porque si lo tomas como algo personal empiezas a interpretar la situación, "lo hizo para fastidiarme", "me odia", etc.
Cuando aplicamos la regla de “las cosas son”, lo que aprendemos es a ver en el conflicto la oportunidad de conocernos mejor. Reconociendo que no podemos pensar igual y que el desacuerdo no indica que debemos redefinir ciertos conceptos. Es información valiosa.

3. Proporcionar información para hacer acuerdos.
Después de darnos cuenta de que nuestros conceptos no coinciden, debemos ser capaces de definir con claridad lo que entendemos en esa situación.
Es decir, si yo me doy cuenta que su concepto de amar, no es igual al mío. Lo que debemos hacer es encontrar un punto de equilibrio en el que yo me sienta satisfecho al darte amor y la otra parte se sienta satisfecha de lo que recibe.
Cuando interpretamos y convertimos los problemas en algo personal, la relación poco a poco se va desgastando.
Presten atención a estas estrategias y espero que poco a poco les ayude a mejorar su comunicación.
Se vale preguntar, si tienen alguna duda mándenme un mail.
Y recuerden: “El que no vean la salida, no quiere decir que no existe. Simplemente en este momento no la ven”.
Psic. Pablo A. Cocom Marrufo M. P. H.

viernes, 1 de marzo de 2013

PARA SABOREAR LA VIDA

Después de un concurso que consistía en comer todo los pasteles que se pudiera, lo más rápido posible. Un reportero hizo una pregunta interesante al ganador, ¿de qué sabor eran los pasteles que se comió? Con cara de asombro el entrevistado pensó su respuesta y dijo: mmmmm ¡de manzana!
No es novedad hablar de que la vida actual va muy aprisa. No ha terminado Halloween y ya estamos en Navidad, cuando ya sigue San Valentín, y el día del niño y en el día de las madres y así sucesivamente, hasta perdernos en un sinfín de festividades que se convierten en las rectoras de nuestra vida, de lo que nos hace disfrutar.
El peligro es que otros nos digan qué es lo importante. Y nos pierde de lo que nosotros necesitamos. No se trata de pelearnos con la mercadotecnia, se trata de aprender a  decidir. Que sea yo el o la que le dé sabor a mí vida.
Otro peligro es que cuando comemos rápido, no nos damos el tiempo de asimilar lo que comemos, y al igual que con el que comía pasteles, no darnos cuenta del sabor, o peor aún, si lo que comemos es bueno para nosotros. Comer rápido ya no me permite discernir y mucho menos decidir.
Vivimos estresados, pensando en el mañana, olvidando que sólo tenemos el hoy.
Personalmente, cuando me doy cuenta de que estoy estresado, y por lo tanto de que estoy viviendo a prisa me he inventado un ejercicio que le llamo: "el efecto turista". Es un ejercicio sencillo que me permite bajarle la velocidad a mi vida para poder saborearla. Consiste en lo siguiente: cuando voy caminando o manejando por algún sitio, imagino que estoy en un lugar desconocido y levanto la mirada tratando de observar los detalles de los espacios por donde paso, buscando cosas nuevas, que no haya visto antes. (A fin de cuentas ¿no eso es lo que cambia cuando estoy de paseo?, mi actitud en ese lugar.) Y pasa algo simpático, siempre termino viendo cosas que no había visto, en alguna ocasión fue un hotel que no me había percatado que lo construyeron, imagina la velocidad a la que ya iba.
Y ese bajar la velocidad me permite ir "mascando" poco a poco lo que pasa frente a mis sentidos. Descubro olores, panoramas, toco las plantas o el suelo. Me doy el permiso de entrar en contacto con lo que me rodea y decidir si me gusta o no.
Cuando vamos tan aprisa tendemos a juzgamos lo que está frente a nosotros y ya no hay aprendizaje, todo se procesa muy rápido bajo parámetros de malo o bueno. No hay análisis, no se saborea.
Bajar la velocidad en tu vida te va a capacitar para decidir con quién quieres estar, en donde quieres estar.
Para qué unido a la razón, elijas las opciones que mejor te convengan.
Aquí te dejo una propuesta, espero te ayude a saborear tú vida.
Te mando un abrazo y recuerda: "el que no veas la salida no quiere decir que no exista, simplemente en este momento no la vez".
Psic. Pablo A. Cocom Marrufo
institutopsicoterapiahumanista@gmail.com