martes, 10 de mayo de 2011

¿Cómo trato a mis hijos, como personas o focas?

Estoy en el área de juegos de BK, una cadena de hamburguesas , y en ese momento un niño le pega a su hermanito, viene el papá y con un golpe en la mano le dice a su hijo: ‘no se debe pegar’. La escena es realmente absurda, le digo a mi hijo que no debe hacer algo y eso es lo que yo estoy haciendo.
O cuando el niño no se quiere comer la comida y la mamá le dice, ¡si no comes tu comida no vas a ver televisión!
Me ha tocado presenciar situaciones como las anteriores en las que los padres de familia frente a una situación en la que sus hijos tienen una conducta que no les parece no saben cómo reaccionar y terminan dando un golpe o tomando una acción que no les llevará a nada positivo.  
Me da tristeza ver la cara de enojado de los padres y la cara de miedo  de los niños, los dos sufriendo por lo que pasa, cada uno en un nivel diferente.
Cuando eso ocurre me surgen algunas  preguntas:
¿Qué es lo que pretende ese papá al golpear a su hijo?, ¿Creerá que su hijo va a cambiar con un golpe?, ¿Qué tiene que ver la comida con la t. v.?
Cuando castigamos a un hijo se supone que estamos buscando algo. Me imagino que al castigar una conducta lo que quiero es que NO HAGA ALGO pero, ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Porque yo ya estaba molesto o porque ya lo había hecho muchas veces?
Y estas preguntas son muy pertinentes pues detrás de una acción correctiva hacia mis hijos debo tener muy claro qué es lo que pretendo, ¿AMAESTRAR o FORMAR?
Cuando lo que hago es castigar por castigar, osea, cuando golpeo, insulto, doy premios o quito cosas sin que tengan relación con lo que hicieron, me estoy comportando como un domador de circo.
Cuando mi objetivo al llamar la atención sobre una conducta es FORMAR UN VALOR en mi hijo estoy formando una persona,  un ser humano.
Y es que existe mucha diferencia entre un castigo y una consecuencia, explico:
Un castigo sólo reprime la mala conducta y la dejará de hacer mientras yo esté ahí para supervisarlo. Lo negativo de esto es que formamos hijos “doble cara”, cuando se encuentran con nosotros se portarán muy bien por temor al castigo, pero cuando están fuera de nuestra vista son otros. El castigo está bien para las focas, los delfines, los perritos, los gatos, etc, no para las personas.
Una consecuencia está directamente relacionada con lo que la persona hizo y hace que la persona asuma como  propio ese valor. Por ejemplo, si la persona robó dinero, la consecuencia es que debe resarcir el daño, devolviendo el dinero o de alguna otra manera. De nada sirve el regaño, pegarle, insultarle, con esas acciones no hay una consecuencia a su acción. Y lo que generará es que la próxima vez se esconda y trate de evitarme para evitar el castigo en vez de pensar en el mal que ha hecho.
Un punto importante para que yo como padre enseñe a vivir valores es que tengo que dar el ejemplo. Los valores se enseñan viviéndolos, si nosotros chocamos un auto en el estacionamiento y no asumo esa responsabilidad ¿qué valore le puedo enseñar a mis hijos? Si les enseñamos con el EJEMPLO y con CONSECUENCIAS, realmente estaremos FORMANDO y estaremos colaborando con algo que todos anhelamos, tener un mejor México.
En el siguiente escrito iré describiendo cómo trabajar con las consecuencias.

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