jueves, 23 de febrero de 2012

Los Sentimientos y nuestra identidad


En más de una ocasión he escuchado el temor de alguna persona hacia  los sentimientos que experimenta.
Cuando le pregunto qué es lo que le da miedo de ese sentimiento, poco a poco se va haciendo presente el horrible fantasma de la IDENTIDAD.
Y le llamo fantasma de la identidad a propósito, pues no hay tal, no existe. Pero muchas veces las personas se definen por los sentimientos que experimentan, le adjudican al sentimiento valor de identidad y esto de debe ser así.
Los sentimientos son avisos que nos indican necesidades, que nos mueven a conseguir algo que nos falta, están ahí para decirnos algo de nosotros mismos, no para definirnos.
Si experimento envidia es que posiblemente algo me estoy negando, si experimento enojo posiblemente en algo necesito poner límites más claros (por mencionar ejemplos, no estoy etiquetando los sentimientos).
Lo cierto es que si no soy capaz de tomar a los sentimientos como avisos, puedo caer en la tentación de creer que me acusan, que me están reprochando algo.
Evitemos la creencia de que los sentimientos nos definen, no tienen esa función.
No pueden decir quién soy yo.

Un abrazo, Pablo Cocom Marrufo