viernes, 21 de enero de 2011

EL CAMINO MAS SEGURO ES HACIA ARRIBA

Arriba, arquetípicamente identificamos que está el cielo, también el optimismo, el triunfo, el cuerpo cuando está fuerte, así que seguramente hacia arriba es el camino.
         Esto me cuestiona pues me lleva a pensar en lo pretencioso que puede ser  el deseo de estar siempre arriba, como si eternamente pudiera vivir en Disneylandia, sin embargo al escribirlo, inmediatamente brincó y pienso: LA VIDA ES PROCESO, y con ello me remito a considerar el movimiento. No se trata entonces de estar permanentemente “arriba” sino de transitar ese camino;  ante los problemas: la depresión, las dificultades, las emociones difíciles que regularmente nos acompañan en la vida, tomar la ruta me permite resolver.
         Pero que difícil me resulta en ocasiones no dejarme arrastrar hacia la desesperanza, creo que la adrenalina implicada es un factor fundamental. Y abandonar el  nicho profundo y doloroso del caos, por más que lo anhelo me sugiere una tarea difícil, encontrar el hilo conductor con el que pueda sostenerme en mi camino hacia el bienestar.  Requiere traspasar creencias, sensaciones profundas, además de ser una tarea que se lleva en soledad.
         Asistir a psicoterapia es un medio que no me resuelve, pero si me da oportunidad para explorar e intentar de una manera más directa. Aunque es necesario que asuma el hecho de que el esfuerzo solamente puede ser mío, no hay manera de evadirlo, ¿o si?
         Algunos modelos de trabajo sugieren esa oportunidad y entonces usar esencias, flores de bach, acupuntura, hipnosis, luminosidades, etc .puede funcionar. Esos son apoyos y no suplen a la toma de consciencia,  para ello existen diferentes maneras: hablar, danzar, meditar, crear, propuestas que me invitan a regalarme ese espacio para saber de mí  a través de mí y hacerme cargo de mí.
         El psicoterapeuta tiene un método que me propone y me invita primero a darme cuenta dónde estoy y qué estoy haciendo ahí, en ocasiones usa los apoyos para que consiga sentirme, y darme cuenta si estoy débil, triste, con miedo, enojo, si he vivido tantas emociones que mi química perdió su orden habitual.
         Y luego… ¿qué quiero? Y para qué lo quiero. A partir de ahí sigue mi esfuerzo; a veces me confronto, creo que me hace falta fuerza y entonces vuelven los apoyos hasta que lo consigo.
         Si el camino es hacia arriba, eso quiere decir también que es cuesta arriba y la psicoterapia me ayuda a transitarlo.
                                                                         Laura Beatriz Ramos Herrera
                                                                                21 de Enero 2011

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