lunes, 28 de febrero de 2011

El complejo de Campanita

Existen muchos “complejos” en la literatura Psicológica. Un complejo intenta describir una situación de la vida cotidiana y se le bautiza con un nombre (descripción informal de complejo, desde mi visión). 
Si iniciamos con el gran psicoterapeuta Sigmund Freud podemos mencionar el complejo de Edipo y Electra, que consisten en que en cierta etapa del desarrollo infantil, el niño se sentirá más atraído hacia la figura materna y las niñas hacia el padre.
O podemos hablar más recientemente del complejo de “Peter Pan”, que consiste en que las personas adultas se comportan como niños y no quieren crecer (hombres). Se resisten a asumir las responsabilidades propias de su edad, tal como el Peter Pan de la historia.
Hoy me voy a atreveré a sugerir un complejo nuevo a  la lista de complejos existentes. Lo llamo… EL COMPLEJO DE CAMPANITA.
En la película de Peter Pan en donde la galardonada Julia Roberts hace el papel de Campanita, hay una escena en la que esta hada; celosa de la llegada de Wendy a Never Land, mueve a los niños perdidos para que le disparen una flecha a Wendy. Estos lo hacen y la mencionada cae golpeada por la flecha, pero la salva el “beso” que Peter Pan le había dado a Wendy. Más tarde Peter Pan le explica que Campanita hizo eso porque es una Hada y éstas por ser muy pequeñas sólo pueden experimentar un sentimiento a la vez.
Esto es lo que le pasa a muchas personas cuando intentan expresar lo que sienten, pues comentan, “no sé lo que siento; no sé si es enojo o ira o decepción estoy muy confundido/a”.
La verdad es que el ser humano no es un Hada, podemos experimentar muchos sentimientos a la vez, ira, rencor, odio, podemos llorar de alegría, podemos amar y odiar al mismo tiempo.
Si queremos manejar adecuadamente nuestros sentimientos, nos ayudaría mucho el aprender a:
-No tenerles miedo, saber que podemos experimentar una gama muy diversa de sentimientos, y que los sentimientos no te definen; es decir no te dan identidad, te avisan de lo que necesitas lo cual los hace muy necesarios. Y son parte del proceso integral de resolver nuestros conflictos.
-Entender que si queremos ser personas maduras e integradas, no podemos depender de los sentimientos, debemos utilizar la razón como “la otra parte” que nos guía en el proceso de resolver nuestros conflictos.
Imaginen a un niño totalmente perceptivo que puede oler, sentir, cosas antes, mucho antes de que la razón se dé cuenta o encuentre los elementos cognitivos para detectar una necesidad. Y a un adulto que es el encargado de explicar y proponer opciones para resolver el conflicto. Así debemos funcionar cómo un organismo total, que trabaja en colaboración hacia un mismo objetivo.
Démosle pues la bienvenida a la gama de sentimientos que experimentamos y no nos confundamos, no somos Hadas.
Les mando un abrazo y deseo que Dios esté en su corazón.
©      Psic. Pablo A. Cocom Marrufo MPH

lunes, 21 de febrero de 2011

¿Cómo amar sin dejar de ser tú mismo/a?

En la película, el diario de Brigite Johns se puede observar cómo una mujer (René Zellweger) se prepara para una cita con un hombre. Mientras se preparaba para la cita escogía la ropa que se pondría para ese momento especial. Lo que me llamó la atención de esa escena, es que al momento de escoger la ropa que se pondría no pensaba en que le gustaba a ella o que le favorecía más, lo que pensaba (porque lo decía en voz alta) era: ¿qué le gustará más?
Y es que iniciar una relación desde esta perspectiva tiene muchos riesgos, porque aunque usted no lo crea, ya estoy definiendo mi pensamiento en cuanto a las relaciones. Porque al vestirse para agradar al otro, ¿no me olvido de mi mismo, no le estoy mintiendo? Es una situación peligrosa cuando  pienso en que lo que diga el otro es lo mejor.
El juego de “Dejar de ser yo mismo”,  consiste en permitir que el alguien más decida qué es lo mejor para mí. A lo mejor en el caso de las mujeres su pareja empieza a prohibirles cosas como, ¡no te pongas esa falda!, ¡esa blusa está muy escotada!, etc y las mujeres hacia los hombres podrían exigir  demandas como: ¡No salgas con tus amigos!, ¡tienes que traerme flores!. Etc.
No digo que no sean exigencias válidas para la persona que las expresa, si lo piensa, es que para esa persona es importante. Lo central es que no puedo pretender cambiar a una persona, hacerla a mi manera, ya que con el paso del tiempo esa exigencia se revertirá y la otra persona se sentirá con el derecho de exigirme conductas y de poco en poco se van limitando el uno al otro, hasta que la relación se vuelve sumamente asfixiante, en donde ya no existe la libertad para ser como yo quiero ser.
Sin embargo, en una relación de pareja es necesario ceder, pues esto nos llevará a la posibilidad de llegar a acuerdos. Pero si a pesar de decir, “sí estoy de acuerdo hagámoslo de esa manera”,  me queda una sensación de que yo cedí o siento enojo y cuando se presenta una situación con frecuencia termino reclamando por lo que pasó y por eventos pasados en donde puedo recordar fechas, colores y detalles. Si termino diciendo, te voy a poner una grabadora para que te demuestre que sí dijiste eso, malos síntomas.
Pero la peor estrategia es cuando hacen el siguiente acuerdo, “tú me vas a decir que quieres que cambie y yo te voy a decir que debes de cambiar.”
¿Cómo amar sin dejar de ser tú mismo?
Establece límites claros en la relación. No permitas que otra persona, por mucho que diga amarte te limite. Escucha, reflexiona lo que te dicen pero nunca hagas algo si no es por tu propia decisión, porque de esta manera tampoco podrás reclamar nada. Si te equivocaste y te lo dijeron, fue responsabilidad tuya, nunca del otro.
Amar es una arte que requiere de mucha madurez, trabajar en ti mismo te permitirá asumir tus responsabilidades para mirar que necesitas cambiar. Atrévete, seguramente serás más feliz.
Un abrazo y nos vemos la próxima semana.

martes, 15 de febrero de 2011

¿Deseas o Necesitas?

Una persona va a cierta tienda abierta 24 hrs y pide que le den agua purificada de cierta marca, pero le informan que en ese momento no tienen de esa. Un poco molesto se marcha y parte a la misma tienda de la otra esquina. Y le informan exactamente lo mismo, recorre de la misma manera 8 tiendas más y otras tienditas que había en el camino. Y al entrar a cada una de esas tiendas siempre hacía la misma pregunta, ¿tienen agua purificada fulanita? Y la respuesta siempre era, no. Hasta que en una de esas tiendas le informan que en la planta donde fabrican el agua de la marca que él quiere; existe un problema y no han surtido esa marca desde hace dos semanas y no tienen fecha para que les surtan de nuevo.
Desesperado exclama, ¡¿qué voy a hacer?! Me voy a morir de sed.
Seguramente estas pensando, ¡qué tonto! Porque no compra otra marca, o toma otra cosa.
Si estabas pensando lo anterior, esto significa dos cosas:
1.       Que tenías en mente que existen otras opciones
2.       Que seguramente estabas consciente de cuál es la necesidad que buscabas satisfacer, es decir, la sed.
Cuando los seres humanos tenemos total claridad de las necesidades que tenemos que atender; las cosas van muy bien. Cuando nos perdemos en el satisfactor es probable que en algún momento tengamos un problema. Y es que la necesidad es lo que debe de ser atendida, el satisfactor es el medio a través del cual vamos a satisfacer esa necesidad.
La buena noticia para el ser humano es que lo importante es la necesidad, no el satisfactor y a cada necesidad existen miles de satisfactores. Si no es con agua de esa marca, será con el agua de la otra marca, o con té o con refresco, o con café o agua de la llave, etc, etc, etc.
Cuando nos centramos en el satisfactor, en la cosa que quita la necesidad y nos estancamos en el. Puede ocurrir que en algún momento ya no haya o caduque, quien sabe, pero como ya no tenemos flexibilidad como ya no podemos adaptarnos al medio en el que vivimos, morimos, a veces literalmente.
Cuando creemos que lo que necesitamos es el satisfactor y no escuchamos nuestra necesidad, realmente corremos el riesgo de morir. Como cuando nuestra necesidad de amor la colocamos en una persona y llegamos a creer que es ESA PERSONA la que yo necesito, que si no es ella no podré encontrar otra que sin ella me moriría, tal vez hayan escuchado algo de esto en algún amigo o amiga. Lo que en realidad necesitas es sentirte amado y principalmente por ti mismo/a.
O cuando un chico asiste a la universidad y para transportarse necesita un audi tt, mentira, no necesita ESE coche, necesita transportarse y lo puede hacer en el bus de la universidad, en bicicleta, etc. Cuando deseamos debemos estar alertas para no quedar atrapado/a en una sola opción, de otra manera tu problema es haberte olvidado de ti, de mirar adentro y responder, ¿qué necesito?
Tal vez ahora tengas pistas para poder contestar la pregunta inicial ¿deseas o necesitas?
Te mando un fuerte abrazo y nos vemos la próxima semana.

lunes, 7 de febrero de 2011

¡Ya te dije que te vengas a bañar!

¿Alguna vez han escuchado esta frase? Parece ser que es el inicio de muchas cosas malas en la relación entre padres e hijos.
Los abuelos dicen que la cosa es más simple,- dale dos nalgadas y vas a ver si no obedecen-,
y  por otro lado se dice, -no debes de pegar, es violencia y nada lo justifica-.
Algunos más benevolentes dirán  -si cuidas cómo pegarle y dónde pegarle,  y lo haces sin enojo lo puedes hacer-.
La verdad es que de ninguna manera se justifica la violencia y la agresión contra los hijos.
Lo que actualmente pasa es que los padres se han quedado sin recursos. Crecieron con un modelo de obediencia y luego les dijeron que eso que hicieron con ellos no lo debían de replicar.
Y más se confunden cuando los abuelos les dicen: “si les das dos nalgadas a tiempo, puedes evitar muchos problemas”. Y luego comparan los estilos de educación diciendo que ellos crecieron con valores y cuidadito le mal contestaban a sus padres porque sabían que les botaban los dientes.
Y si de manera directa planteamos la pregunta: “¿Pablo, funcionan o no funciona el castigo y un buen golpe?
La respuesta contundente y clara será, -SÍ, claro que funciona-.
Lo que hacían nuestros abuelos funcionaba, pero existe un gran error, lo que funcionaba no era el golpe, funcionaba la FIRMEZA  con la que daban las instrucciones.
FIRMEZA consiste en mantener la palabra dada, es decir, si te decían que te daría un “chancletazo”, te lo cumplían. No importaba si te estabas bañando o durmiendo o comiendo, te lo cumplían. Eso es FIRMEZA.
Lo malo es que se fue confundiendo la idea y se llegó a creer que lo que funciona es la violencia, es decir el golpe.
En el “show” de la hora del baño pasa lo mismo. Los papás carecen de FIRMEZA, como en muchas otras ocasiones y situaciones. Y digo que carecen de firmeza por que los niños se acostumbran a miles de llamadas de atención y no saben con certeza cuál de esas llamadas es la buena.
Es obvio pensar que después de muchas llamadas la mamá termina cansada y molesta, incluso creyendo que lo hacen a propósito para molestarla, la realidad es que no saben qué llamada es la buena, pues en ocasiones a la segunda va el golpe o a la 10ª va el “coscorrón”, o el grito amenazante.
Debemos recordar que a esta edad estamos formando hábitos y no podemos pretender que   obedezcan por control remoto, es decir, que a una llamada ya sean obedientes.
Fallamos en la FIRMEZA y  en la CLARIDAD. Si queremos remediar este aspecto, debemos avisar lo que queremos con toda CLARIDAD, “ve al baño y …” y si a  la segunda llamada no hay una respuesta es que todavía no está formado el hábito, por lo tanto debemos parar las llamadas, ir por él o ella, tomarlo de la mano y llevarlos al baño y le vamos dando las instrucciones precisas y claras para que realicen lo que deben de hacer, sin violentarnos y violentarlos.
Recordemos que el amor a nuestros hijos se demuestra con acciones, no sólo con palabras.
Nos vemos la siguiente semana.