martes, 19 de abril de 2011

¿Pones límites de acuerdo a tu estado de ánimo?

Uno  de los factores que muchas veces influyen en que no seamos asertivos como padres al poner límites, es el hacerlo de acuerdo a nuestro estado de ánimo.
¿Cómo es poner límites de acuerdo a nuestro estado de ánimo?
Pues que frente a una misma situación reaccionamos de manera violenta, de manera risueña, ignoramos o cualquier otra reacción que no manda un mensaje claro acerca de lo que esperamos de nuestros hijos.
Imagina la siguiente situación, vas en el auto y  tu hijo te está pidiendo que le compres algo, tu ya le dijiste que no pero sigue insistiendo (si insiste es que no le ha quedado claro el mensaje, no lo olvides, ya sea por el tono que utilizaste o la forma en que se lo dijiste; él piensa que todavía puede conseguir eso que quiere).
Si estas de buen ánimo aguantas la tortura hasta que se le olvide o hasta que otro estímulo llame su atención.
O estás en tu casa y tus hijos están peleando, ya les pediste que  dejen de pelear y no hacen caso.
Reacción del Lunes por la noche: la situación ocurre cuando estás llegando del trabajo estresado/a y cansado/a, de tal manera que tu reacción en ese momento es dar dos nalgadas a cada uno o poner un castigo severo por lo que hicieron.
Reacción del Domingo: todo ocurre un domingo estabas acostado/a terminando de ver una película de comedia y estás totalmente relajado/a y tu reacción es ir donde pelean y les dices que no peleen, agarras a uno e inicias una guerra de cosquillas lo cual dispersa la tensión y dejan de pelearse.
En estos ejemplos trato de mostrar reacciones diferentes a la misma conducta, esto a los niños no les favorece, los confunde y podemos caer en la tentación de creer que son ellos los que no hacen su parte y olvidamos que nosotros no hemos hecho la parte que nos corresponde.
Lo importante de cualquiera de las situaciones anteriores es tu reacción, el cómo manejas ese evento para saber si estás poniendo límites con tu estado de ánimo.
Porque si detectas que eso ocurre en muchas situaciones, seguramente estarás muy cansado/a y tu hijos confundidos.
Se necesita consistencia para no caer en este “tipo de disciplina”, lo cual se arregla mediante reglas claras y utilizando el MISMO tipo de consecuencias en cada situación.
Somos seres humanos y estamos sujetos al estrés, al mal humor, a los días malos, pero debemos cuidar que esos aspectos influyan lo menos posible en la relación con nuestros hijos.
Cuidemos la manera de poner límites, SEAMOS PREDECIBLES para nuestros hijos en cuestiones disciplinares. Que nuestro tono de voz sea firme cuando decirnos ¡NO!, evitemos utilizar el “a lo mejor” y no responderles. Si siguen insistiendo, deja de hacer lo que estás haciendo, míralo a los ojos y exprésale con toda claridad tu NO. Si logramos reaccionar de  la MISMA manera ellos tendrán total claridad de qué es lo que esperamos de ellos y podrán obedecer.

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